La campaña del 2022 ha sido muy dura para todos, abejas y apicultores.
Este último año la mortalidad de insectos ( en general) se ha disparado debido a la sequía, las altas temperaturas, la contaminación,…. En el caso de las abejas los estudios hablan de una pérdida de aproximadamente el 10% de abeja silvestre.
Las causas de esta mortalidad en abejas, se deben a los factores anteriores pero también hay que sumar la aparición de un nuevo depredador ( Avispa asiática), el aumento de un depredador ya autóctono ( el abejaruco) y la Varroa. En estos últimos años se ha observado como este acáro se ha hecho más resistente a los diferentes tratamientos y se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para los apicultores.
Por si todo esto no fuera preocupante, algunos expertos han observado como muchas plantas han variado su ciclo provocando floraciones fuera de su época natural lo que confunde a todos los polinizadores ( las abejas entre ellos).
La suma de todos los factores también afecta a la apicultura tradicional. La mortalidad en las cajas de abejas se dispara a la vez que los costes mientras que la producción de miel cae en picado lo que provoca muchas dificultades.
En este 2023 y a las puertas de primavera solo nos queda esperar que el desastre del año pasado no se repita y podamos seguir viviendo de nuestra ilusión. Por el momento vamos a empezar a mover las abejas hacia zonas donde el romero ya ha empezado a enseñarnos esas preciosas flores con tonos lilas que sabemos tanto les gustan a nuestras abejas.